Este
año el texto que nos sirve para convocar a ubetenses y visitantes a nuestro
festival de cuentos viene con la firma de Pablo Albo, el ínclito, el
esclarecido, el renombrado, el simpar, grande entre los grandes, guapo entre
los guapos. No es la primera vez que nos visita, pero ya hacía un tiempo que no
teníamos la oportunidad de gozar de su verbo ágil y chisposo, de su pícara
sonrisa, de su capacidad para ponerte a cavilar y hacer que escuches poesía casi sin darte cuenta.
Aprieten
el paso en los pueblos vecinos. Lávense las corvas los lugareños. Plánchense la
camisa que hay fiesta y es de las gordas. ¡Qué llegan las palabras!
Como
todos los años, Úbeda llena de palabras de nuevo. Y será como nunca, como
siempre. Úbeda va a pintar los silencios con historias, banderitas en las
calles, procesión de palabras, aluvión de vivires vividos.
Abran ventanas y orejas. Pinten fachadas y
muros. Limpien silencios y risas. Vamos a vivir juntos, por un ratico, cosas
que no pasaron pero se recuerdan. Hagan un hueco en el pueblo que vienen los
narradores con sus bocas habladoras. Buscan oídos para encantarlos. Traen
historias de amor y de vida, de aire, de viento, de piel, de miel, de espino.
Les pondrán los pelos de punta, el corazón en vilo, los pies sobre ascuas… y
valdrá la pena. Avisados quedan ustedes.
¡Por
Dios, hagan callar a aquella vecina! ¡Cierren el pico a aquel niño! Déjennos
oír con calma, llorar si se tercia, pensar si se ofrece, reír sin mesura. Que
vienen cuentistas de aquí y del mundo. Oigamos con pausa y regocijo.
Silencio,
que parece que empieza…
Pablo
Albo, 2013
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