martes, 25 de junio de 2013

NARRADORES 2013 (2)



VICTORIA GULLÓN
Contadora de historias y cantadora de romances

En Sanabria fui a nacer, y no en la Sierra de la Culebra como estaba decidido y, por adelantarme un mes, pasmada se quedó mi madre, primeriza ella.
- ¡¡¿¿Está completa??!!
- ¡¡Completita!!

Con poco más de 20 años, salí por primera vez de Zamora hacia Barcelona. Corría el año 1976. Zamorana es mi raíz, catalán mi tronco, y las ramas, hojas y frutos, de Santa María de todo el Mundo. Pongo todo mi empeño en estar en el camino y, ni por despiste, echarme al surco o a la cuneta.

En Colombia, allá por el 1997, en mi primer viaje allende los mares, aprendí a valorar la inmensa riqueza tradicional de mi tierra y, en el resto de los caminos, a escuchar a los que ven más de una, que una misma. Descubrí que era buena para cantar y, si eran romances, aún mejor (hace años que ya no tengo abuela); que mucho podía aprender enseñando a los pequeños a volver a jugar y cantar como hacíamos antes; que, con sólo rascar un poco, se pueden lograr maravillas con los adolescentes y de hasta qué punto, los adultos mayores, son depositarios de tanta sabiduría.



Ella será nuestra socia de honor 2013, una romancera nieta de pastora que tendrá que vérselas con la hija del rey Baltasar. El encuentro promete ser interesante. No se me ocurre mejor forma de dar comienzo a este nuevo pasaje por el umbral de nuestro festival de cuentos. Bueno sí que se me ocurre, cantar con ella. Tú tampoco podrás resistirte.
Claro que si después de ella, o antes, o a la vez nos dejamos llevar por donde nos quiera conducir Pablo Albo, la sesión terminará siendo memorable. ¡¡Prepárense que viene vociferando el pregonero!!
Pablo Albo es domador de palabras.

Las somete todos los días a un curioso y exhaustivo entrenamiento. Las amontona, las ordena así o asá, les hace hacer torrecitas, les redobla las esquinas, les lima los adjetivos, les ajusta el punto de mira...

 No es un trabajo fácil, pero él se ríe muchos con los recovecos, entresijos y vericuetos de las historias que terminan formando.
 Y sabe que por aquella manía que tienen de decir lo que callan, de sugerir lo que no han dicho,  las palabras en realidad nunca son lo que parecen
 

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