martes, 7 de junio de 2016

Y NUESTRO SOCIO DE HONOR DE ESTE AÑO ES...

LA BELTRANEJA



Cuando buscas en internet qué es el Café-pub La Beltraneja, aparece como uno de los mejores locales de copas de Úbeda, de la comarca y hasta de Andalucía. Dicen, quienes dejan su opinión, muchas cosas buenas y todas ellas verdaderas: un trato especial, como en casa, buenos precios, buena música, chimenea en invierno, patio terraza en verano, ambiente relajado y animado, pero a partir de ahora se contará y se dirá que son los socios de Honor de la Asociación Malión. Y se contará y se dirá porque ellos y ellas, los beltranejos y las beltranejas siempre, siempre colaboran con el Festival de Cuentos “en Úbeda se cuenta”, nos dejan su patio para cuentos en el umbral y nos ofrecen, con toda su profesionalidad y colaboración, un lugar magnífico para realizar esta actividad y otras muchas relacionadas con la narración oral. Gracias por estar detrás y por dentro de nuestras propuestas desde siempre. Gracias.

PREGÓN
Siempre estamos en la última fila, detrás de la barra. Nunca podemos escuchar los cuentos. Sin embargo, apenas entra mayo, empezamos a prepararlo todo para esa noche alrededor de San Juan. Observamos el patio: la parra está creciendo. Habrá que arreglarla un poco. Quizá no esté de más comprar algunas flores. Casi por sorpresa llega junio. Lo acompañan los carteles, los dípticos, los marcapáginas, ¡los bombones! Orgullosos, lo colocamos todo en el mejor lugar. Y al fin, nos despertamos una mañana nerviosos, ilusionados como niños chicos. Queremos que todo esté perfecto. Horas antes de que anochezca, Jesús saca la manguera del almacén y riega las plantas y el suelo, para que esté fresquito. Llegan los miembros de Malión y sus inseparables ayudantes: los jóvenes scouts. Corremos a por la chapita de esta edición: no queremos que falte ninguna en nuestra colección. Y vemos extenderse la alfombra roja sobre el suelo, mientras se alza sobre un lateral del patio el cartel con la frase «en Úbeda se cuenta...» Aparecen las primeras personas, los incondicionales que nos acompañan año tras año. Y con ellos, las caras nuevas de quienes aún no saben muy bien qué va a pasar. Anochece. Bajamos la música y se hace el silencio. Empiezan a fluir las historias entre miradas cómplices, sonrisas inocentes y oídos bien dispuestos. Luego, el aplauso final, más fuerte que los anteriores, nos dice que todo ha terminado. El público se mueve. Se escucha el ruido de las sillas y renacen las conversaciones a nuestro alrededor. Y nos damos cuenta de que ha vuelto a suceder. Nosotros siempre estamos en la última fila, o detrás de la barra. Nunca podemos escuchar los cuentos de principio a fin. Pero sí podemos ver las caras de felicidad de quienes se han reunido en torno a la magia de la narración en nuestro particular patio. Y sabemos que estos días ocurrirá lo mismo en otros lugares de la ciudad. De nuevo, bajo la luz de las estrellas, hemos vuelto a soñar... 
La Beltraneja

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